Aprende cómo la técnica de trabajar por capas puede transformar tus obras en piezas llenas de profundidad y luz.
Aenean sollicitudin orci in pellentesque molestie. Sed nunc tortor, placerat eget lectus finibus, euismod commodo nibh. Etiam facilisis quam sed ante La pintura acrílica es conocida por su versatilidad, secado rápido y capacidad de adaptarse a múltiples superficies. Sin embargo, uno de sus secretos mejor guardados para lograr resultados impactantes es el trabajo por capas. A diferencia de aplicar todo el color en una sola pasada, esta técnica consiste en construir la obra poco a poco, dejando que cada nivel aporte una nueva dimensión al conjunto.
El proceso comienza con una base delgada, generalmente en tonos neutros o cálidos, que sirve para unificar la composición. Luego se añaden capas intermedias que definen formas, volúmenes y contrastes, jugando con transparencias o veladuras. Esto no solo permite corregir errores sin dañar la obra, sino que aporta un efecto visual más rico y vibrante.
Finalmente, las capas superiores son las encargadas de resaltar detalles y dar el toque final. Aquí se emplean pinceladas más definidas, texturas con espátula o incluso técnicas mixtas con carboncillo o tinta. Trabajar así no solo mejora el acabado, sino que da tiempo para reflexionar sobre la composición y enriquecerla con ideas que surgen durante el proceso.